Durante estas primeras semanas de curso, algunos niños de Educación Infantil han tenido que hacer frente al período de adaptación. Unos lo han llevado muy bien y otros no tan bien. Pero todos los niños tarde o temprano afrontan dicha etapa y la superan con éxito.

No existe una receta mágica que haga que los niños entren felices y contentos al colegio, pero sí existen algunas recomendaciones y pautas que pueden seguirse para tratar de ayudarles a que este proceso sea mejor y haga que se sientan comprendidos.

Anticiparles lo que va a pasar. Si nosotros les hablamos del colegio días antes, los niños cuando lleguen, no les cogerá todo por sorpresa y será menos traumático.

Despedirnos de ellos y no desaparecer por arte de magia. Cuando los niños vuelven a casa pueden sentirse inseguros y muy apegados a sus padres porque no saben cuando estos van a volver a desaparecer.

Darles el tiempo que necesiten. Una persona no se adapta a un nuevo ambiente, a un nuevo lugar y a nuevas personas en dos horas ni en dos días. Los niños tampoco. La finalidad del período de adaptación es que los niños vayan conociendo el nuevo entorno, su nueva profesora y sus nuevos amigos, para que acaben sintiendo que están en un sitio seguro. Por ello, en las aulas de uno y dos años, las primeras tres semanas de curso, las dedicamos a que ellos vayan cogiendo confianza, a jugar y a que vayan aprendiendo poco a poco la rutina del día en el colegio. Una vez que ellos aprenden cómo es el día a día en clase, se sienten mucho más tranquilos y contentos, es a partir de ese momento cuando consideramos superado el período de adaptación.

Por último, el mejor consejo de todos es el de ser compresivos y muy empáticos. Tratad de poneros en el lugar de ellos, para saber qué sienten y por qué lo sienten. Tened en cuenta que, si cambian un poco la relación con vosotros cuando están en casa, demandando más contacto y más tiempo, debéis hacer lo posible por dárselo, porque os están pidiendo que les demostréis que les seguís queriendo.