Son muchos los estudios que afirman que la música es un elemento fundamental en los primeros años de vida, debido a los beneficios que aporta en el desarrollo psicomotor, cognitivo y emocional. Es por ello que, en el aula de 2 años, trabajamos audiomotores tres veces a la semana.

 

Después de finalizar la asamblea para entrar en calor y empezar el día con buen humor, nos levantamos, le damos al play y comenzamos a realizar los movimientos correspondientes a la melodía que suena. Es decir, ejercicios de entrada, precalentamiento y teniendo en cuenta el ritmo. Por último, para bajar el nivel de actividad y finalizar la sesión de manera placentera, todos los niños se tumban en el suelo boca arriba para escuchar la melodía y relajar así su cuerpo y mente. Dichas melodías y movimientos se cambian cada 15 días.

Este es un programa que permite que los niños reconozcan su propio cuerpo, sus múltiples posibilidades de movimiento, así como desarrollar coordinación y equilibrio. Además de desarrollar la discriminación auditiva y la iniciación a la música y a la danza.

A través de este programa, los niños no solo disfrutan y se lo pasan genial, sino que también les permite relacionarse con el mundo que les rodea aprendiendo a expresarse y comunicarse de forma adecuada.