La educación emocional está basada en la inteligencia emocional, que engloba una serie de capacidades mentales que hacen que las personas logren percibir y expresar sus emociones, gestionarlas, regularlas y utilizarlas como facilitadoras del pensamiento.

Una vez realizado el proceso con las emociones propias, las personas trabajamos en realizar el mismo camino con las emociones de los demás. Para poder realizar de forma adecuada el proceso de aprendizaje es necesario primero emocionarse, para luego aprender, y más en niños tan pequeños como los de la etapa en la que nos encontramos.

 

Parece claro que cuanto antes comience el proceso de trabajar la educación emocional, más empáticos y competentes serán las personas, ya que las emociones son las encargadas, entre otros muchos factores, de cómo afrontamos la vida.

Trabajar la educación emocional desde la etapa de infantil es primordial, proporcionando diferentes situaciones y oportunidades para poder identificar emociones, expresarlas y regularlas, con el objetivo de que tengan una buena base emocional para la vida diaria y un buen desarrollo psico-afectivo.

Hay veces que parece complicado poder trabajar las emociones en niños tan pequeños, pero existen muchos recursos y actividades para poder iniciarse en el tema. Concretamente, en el colegio hemos comenzado a trabajar las emociones con los niños de tres años a través de “El monstruo de colores”, un cuento que utiliza los colores como eje central del relato, identificando cada color con una emoción básica (alegría, miedo, calma, rabia y tristeza). A los niños les gusta mucho el monstruo, que no sabe gestionar las emociones y entre todos le ayudamos a hacerlo metiendo cada una de ellas en un bote diferente. Realizamos muchas actividades como el emocionómetro, la rueda de las emociones, identificar situaciones reales de la vida cotidiana con diferentes emociones etc.

Desde casa también se pueden trabajar las emociones y fomentar la educación emocional, siendo ejemplo para los niños, respetando las diferencias entre los niños, fomentando su autoestima y siendo un buen oyente de los niños entre otras cosas.