Uno de los objetivos de la educación en la convivencia es el de dar oportunidades a los alumnos para resolver los conflictos de una manera autónoma y eficaz.

Desde las etapas iniciales de la educación, se generan situaciones interpersonales de baja intensidad entre los alumnos, que es necesario resolver con habilidades sociales y mediante la colaboración y el diálogo.

El rincón de la boca-oreja es una experiencia crucial para ayudar al alumnado a adquirir nuevas habilidades sociales e interiorizar valores básicos de convivencia, todo ello sin ayuda del docente.

Sobre todo en la etapa de infantil y en la de primer ciclo de primaria este rincón resulta muy beneficioso. Para que los alumnos interioricen las normas del rincón y lo utilicen de forma adecuada podemos elaborar el rincón con los alumnos.

Solo necesitamos dos sillas, un dibujo de una boca y otro de una oreja, los niños pueden decorar el rincón a su gusto. El rincón puede establecerse dentro del aula o en los espacios comunes del centro como pasillos, patios…

Las normas de este rincón son las siguientes.

El niño que ocupa, en primer lugar, la silla-boca tiene la palabra y su tarea es contar qué ha ocurrido y cómo se siente mientras su compañero escucha atentamente en la silla-oreja.

Una vez que el primer niño ha terminado de hablar se cambian de silla e invierten sus papeles.

Ahora será el segundo niño quien tenga la palabra para explicar, según su punto de vista, qué ha ocurrido y cómo se siente.

En el segundo turno de palabra, el primer niño, sentado de nuevo en la silla-boca, tiene como función decir qué puede hacer él para solucionar el conflicto o problema.

Una vez más, se intercambian las sillas y los roles y el segundo niño propone también algo que él pueda hacer para solucionar el conflicto.

Los dos niños tienen que estar de acuerdo en la solución propuesta para el conflicto.

Una vez decorado e instaurado el rincón se puede empezar a funcionar con él.

Cuando dos alumnos tienen un conflicto dentro del aula o vuelven del recreo con un problema sin resolver, el profesor les invita a ir al rincón para intentar solucionarlo por sí mismos.

La propuesta es siempre una invitación y no una imposición, ya que su uso debe ser voluntario.

En muchas ocasiones, y cada vez con mayor frecuencia, los alumnos acudirán al rincón por sí mismos cuando tengan un conflicto.

Este comportamiento, con el paso de los meses, se hará más sistemático y no necesitará de la intervención del adulto.