A los lloros de los primeros días les van sucediendo las sonrisas permanentes. Los niños del aula de cunas y de 1 y 2 años, cada día, vienen más contentos al colegio. ¡Ya podemos decir que el período de adaptación lo han superado con éxito!
Para muchos de estos peques ha supuesto la primera separación del vínculo familiar durante tantas horas. Las profesoras han recibido a los niños en un ambiente cálido y acogedor, mostrándoles confianza y seguridad, dándoles así la oportunidad de explorar el entorno. Gracias a esto, los niños han ido conociendo su cole, a sus compañeros y sintiéndose cada día más a gusto.
El papel de los padres en la adaptación también es esencial. Entre sus funciones está la de preparar psicológicamente al niño que viene al colegio, creando en sus hijos actitudes positivas respecto al mismo.
Ante todo, es importante que los padres se muestren tranquilos y tengan paciencia y confianza en el colegio, ya que todos los niños acaban adaptándose a él. Además, como ocurre muchas veces, antes de lo que creemos, van encantados y felices.
Para una buena adaptación es importante tener en cuenta que, una vez que empiecen el colegio, es necesario evitar la vuelta atrás, por mucho que le cueste al niño. Es bueno animarle y ayudarle a verlo como algo bueno y divertido, hablándole de lo que se va a encontrar y de lo que va a hacer. Hay que manifestarle cariño, escucharle y besarle más que nunca. Es importante mantener la serenidad y no mostrar preocupación o nerviosismo en caso de que llore o le cueste ir a clase. A su vez, conviene apoyar los logros que vaya consiguiendo en hábitos (autonomía, alimentación, sueño…).
En definitiva, lo fundamental es tener paciencia y comprender el momento por el que está pasando. Hay que implicarse en sus emociones y debe sentir la compañía y el apoyo incondicional de sus padres en los grandes pasos que empieza a dar. Avances para los cuales la familia cuenta con el apoyo incondicional de la tutora, que siempre estará ahí para acompañarles y guiarles en cada momento.