Hábitos que tu hijo puede adquirir desde la etapa infantil
Un hábito es la repetición constante de las acciones que queremos que nuestros hijos interioricen. Estos hábitos posteriormente se convertirán en rutinas, que hay que trabajar desde edades muy tempranas.
Hemos de incidir en que la educación debe iniciarse desde el nacimiento, con la repetición constante de acciones positivas apoyadas con el ejemplo de padres y profesores porque el niño aprende lo que vive.
De este modo crearemos unos hábitos estables que serán la base de las virtudes que queremos que nuestros hijos alcancen.
Los cuatro hábitos básicos en los que debemos fijarnos en la edad Infantil son:
1. El Orden
Es una virtud básica que les ayuda a ser más eficaces y aumentar el rendimiento, proporcionándoles tranquilidad, confianza y seguridad.
Respecto al orden debemos hacer hincapié en sus dos aspectos: orden externo e interno. El orden externo es el referido al de las cosas materiales. El interno es lo que llamamos orden de vida: en los horarios de comidas, en las horas de sueño y en sus salidas de paseos, sus tiempos de juegos…
2. La Higiene
Una buena higiene es fundamental para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas y nos permite vivir con buena salud y mantener una mejor calidad de vida.
Cinco hábitos de aseo diario recomendados:
- Cepillarse y mantener limpio el cabello.
- Cepillarse los dientes.
- Lavarse las manos.
- Limpiarse y cortarse las uñas.
- Ducharse o bañarse.
3. La alimentación
La infancia se caracteriza por ser la etapa donde se produce un mayor crecimiento físico y desarrollo psicomotor. Por ello, la alimentación debe aportar energía para mantener las funciones vitales y además cubrir necesidades relacionadas con la maduración y el crecimiento.
La educación de la conducta alimentaria en esta franja de edad tiene como objetivo el aprendizaje de hábitos alimentarios saludables. Los distintos entornos donde come el niño tienen que ser el marco idóneo para transmitir una serie de hábitos, como el uso de los cubiertos, hábitos higiénicos, introducción de nuevos alimentos y un correcto comportamiento en la mesa.
4. El sueño
Uno de los grandes objetivos que trabajamos en el primer ciclo de Educación Infantil es el hábito del sueño. ¿Por qué dormir bien es tan importante? Pues entre otras muchas razones, porque el niño reordena las experiencias vividas y reorganiza la memoria experimental.
Los trastornos del sueño son uno de los problemas más frecuentes con los que nos encontramos en estas edades. Hay muchos niños que duermen poco y mal y esto les produce trastornos del desarrollo y de la conducta, cansancio, irritabilidad, falta de atención, ánimo deprimido, bajo rendimiento escolar, etc.
Otros hábitos que podemos ayudarles a vivir
- Obediencia: Es una necesidad de convivencia. Educarles en este hábito es importante porque les estamos educando para el futuro ya que les estamos preparando para que acepten mejor las futuras situaciones y actúen de forma adecuada cuando la vida les sea adversa.
Es necesario que combinemos exigencia con razonamiento de lo que se exige y así ellos van viendo que obedecen porque es bueno para ellos.
- Sinceridad: Los niños tienen un concepto claro de la justicia y saben perfectamente distinguir entre la verdad y la mentira y que ésta es algo que no debe decirse.
Es necesario crear un ambiente de confianza para que adquieran éste hábito, y siempre nuestro ejemplo será fundamental. Deben comprobar por sí mismos que la “verdad es siempre rentable”.
- Responsabilidad: Se llama actuar con responsabilidad, cuando tenemos la obligación de hacer algo, al hecho de conocerlo bien, aceptarlo libremente y cumplir con el deber lo mejor posible.
4.- Por último, pero no por ello menos importante, debemos incidir en este periodo sensitivo la educación en la fe mediante prácticas de piedad muy sencillas.
El aprendizaje de hábitos no es sino una parte del aprendizaje general.
Este aprendizaje tiene un alto valor de transferencia para el resto de la actividad escolar y los automatismos, destrezas, habilidades y capacidades resultantes son plenamente aplicables a cualquier situación de aprendizaje, tanto en la vida escolar como en sus actividades ordinarias.
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