Los primeros días son muy importantes, tanto para los niños como para los padres, ya que, en muchos casos, supone la primera separación del vínculo familiar durante tantas horas. Por eso, desde aquí intentamos ofrecerles un ambiente cálido y acogedor, una relación de confianza y seguridad para lograr que este periodo sea lo más atractivo posible.
De esta forma, comienzan a explorar el entorno para que, poco a poco, vayan conociendo su colegio, a sus profesoras y compañeros. Sólo si el niño se encuentra a gusto y seguro en el colegio, se implicará positivamente en el aprendizaje y desarrollo. De hecho, la necesidad de afecto, es una necesidad básica tan primaria como la necesidad de comer o de protección. Se trata, además, de formar un tándem familia-colegio con el que lograr que asuman el cambio. Nosotros tendremos que enseñarle, con nuestro ejemplo y todo el cariño del mundo, que es bueno y divertido para él comenzar el aprendizaje y la relación con otros niños de su edad.
Para lograr una mejor adaptación de los niños tenemos algunos consejos:
- Acompañarle. El niño no tiene que quedarse con la sensación de que le “abandonamos” sino que le acompañamos a conocer el cole.
- Despedirse, no desaparecer. Algunos padres creen que es mejor dejarle en clase y desaparecer mientras alguien le distrae, y al contrario, es totalmente contraproducente y genera mucha angustia en el niño. Lo mejor es despedirse bien y explicarle lo que va a suceder sin prolongarlo demasiado.
- Actitud positiva. Tanto los primeros días de cole como los previos, hay que hablarles del cole, de los profesores y de los nuevos compañeros con ilusión contagiosa.
- Paciencia y comprensión. Todos los niños acaban adaptándose al colegio, pero la clave está en hacérselo lo más llevadero posible.
- Serenidad.
- Apoyar desde casa los logros, los hábitos que adquiere en el colegio (autonomía, orden, alimentación, sueño, higiene y obediencia).
- La mejor manera de ir conociendo su adaptación será manteniendo el contacto con la profesora, para que ella oriente y aclare cómo se
encuentra el niño en el aula. Estará disponible para atajar cualquier obstáculo que pueda retardar o dificultar la adaptación del niño.
En definitiva, se trata de implicarnos en sus emociones y que sientan la compañía y el apoyo incondicional de sus padres en los grandes pasos que dan y darán a lo largo de su vida.