Cuando ya llevamos algo más de mes y medio de curso, podemos, por fin, decir que nuestros niños ya están adaptados totalmente al ritmo del curso, han hecho nuevos amigos y compañeros de juego y disfrutan con todos los aprendizajes.

Una de las cosas que a los niños les divierte, al tiempo que aprenden, es la de trabajar en txokos. Debido a la importancia que tiene en estas edades la motricidad fina, con los niños de tres años hacemos mucho hincapié en que vayan ganando destreza y habilidad con sus dedos y manos.

Diariamente, en los txokos invertimos, a modo de juego, un tiempo de entrenamiento para desarrollar la motricidad fina. Con técnicas muy básicas y a la vez imprescindibles: modelado con plastilina, aprender a pasar las hojas de un cuento o fichas, de una en una, realización de puzles sencillos, ensartado de bolas o botones en una cuerda etc., los niños, poco a poco, van trabajando sus manitas, para finalizar aprendiendo a coger un lápiz o pintura de una manera adecuada y correcta. ¡Todo un arte para ellos!