A nadie le gustan las despedidas, aunque ciertamente son un hecho inevitable.
Quizá ha sido un tanto inesperada la nuestra porque el tiempo a menudo corre demasiado rápido. Sin embargo, los acontecimientos que se han ido sucediendo a lo largo de este curso nos han ido preparando, en cierta forma, para asumir que una etapa de nuestra vida está a punto de concluir.
Tras un año de intenso estudio, podemos afirmar que ha sido duro, pero también ha estado lleno de acontecimientos que han hecho de este un curso inolvidable. El viernes pasado tuvimos la Graduación, un acto muy emotivo que nos invitó a parar, echar tanto la vista atrás como a la que nos viene. El acto comenzó con una Misa igual de especial que la ocasión. Nos recorrían escalofríos por todo el cuerpo al pensar que esta sería una de las últimas veces que acudiríamos al Oratorio del colegio todas juntas. A ese Oratorio que ha mantenido sus puertas abiertas siempre que lo hemos necesitado.
De seguido tuvimos tres discursos, tres discursos detalladamente pensados, por tres personas que nada más lejos de lo protocolario nos mostraron su cariño más cercano: Itxaro, la directora, Jacobo Vilallonga, padre encargado del curso, y Sofía Echezarra, delegada de 2ºB.
Los ojos comenzaron a humedecerse sin ser conscientes seguramente de ello, pero es que nos encontrábamos rodeadas de tres pilares que han sido, son y serán nuestro apoyo incondicional en todo momento: la familia, las amigas y el colegio. Después tuvimos una cena- coctéil, de un nivel excelente, como merecía la ocasión. Cada detalle, la decoración, el servicio (por las alumnas de 4º ESO), el coro, todo hacía que nos sintiésemos como en casa.
El martes pasado tuvimos nuestra última excursión, fuimos a Andra -Mari de Gorliz a hacer una Romería. Después hicimos una barbacoa en los merenderos. Pero no cualquier barbacoa, la barbacoa con mayúsculas, y eso que la hacía tan especial no era otro que el hecho de estar todas juntas; unas en el fuego, otras en el Super, otras recogiendo palos, otras de charleta…
Siempre quisimos que llegara este momento y ahora que lo tenemos entre las manos no lo queremos deja escapar. No queremos dejar pasar ninguna oportunidad de agradecer todo lo que se ha hecho por nosotras y pedir perdón, que nunca viene de más, por todos esas ocasiones en las que hemos podido ofender. A nadie le gustan las despedidas, pero este es un terminar para comenzar. Comenzar una nueva etapa con las herramientas que se nos han proporcionado a lo largo de esta trayectoria. No se trata de un Adiós, sino de un ¡Hasta Luego!