El 14 y 18 de abril se celebraron los “Cafés Pedagógicos” de las clases de 2º de Educación Infantil. Los padres y madres que asistieron pudieron escuchar a Mónica García (Subdirectora de Infantil del Colegio Ayalde) dar una charla bajo el título “Una joya que se vende en cualquier mercado: la Fortaleza”.

 

En dicha charla destacó en primer lugar la importancia de trabajar la fortaleza en los hijos desde bien pequeños. Asimismo, recordó que la mejor manera de educar es a través del ejemplo, de ahí que aconsejara que antes de nada es conveniente que los padres hagan un pequeño análisis para saber cómo están ellos de fortaleza y de otras virtudes que la acompañan, como pueden ser: la perseverancia, alegría, prudencia, paciencia, etc.

 

En otro momento, Mónica hizo una reflexión que vino a señalar cómo los padres y madres quieren educar a sus hijos de la mejor manera posible para que sean felices el día de mañana, aunque a veces no acierten en el cómo. Fruto del amor mal entendido se hacen muchas cosas pensando en su bien, para que no sufran, para que estén contentos y vean cumplidos sus deseos, que tengan una vida cómoda y fácil, pero esto no les hace ningún favor.

 

Nadie quiere que sus hijos caigan, en lugar de que sufran la adversidad les allanamos el camino, apartando cualquier obstáculo. En cambio la adversidad forma parta de la vida y nuestros hijos tendrán que enfrentarse a ella si queremos que desarrollen habilidades que serán necesarias para que continúen su camino. Aunque parezca que les estamos haciendo un favor les estamos obstaculizando el camino, su crecimiento y, por tanto, poniendo en juego su bienestar a largo plazo. Si como tónica de conducta les evitamos cualquier sufrimiento, incomodidad, decepción o cosa poco agradable, cuando se hagan adultos y experimenten cualquier frustración (trabajo, suspensos, novias, amigos…) pensarán que el mundo se les viene encima, por tanto ¡ojo con la sobreprotección! Como consejo destacó que hay que evitar tres cosas: hacerles la vida fácil y cómoda, darles todo hecho y tratarles siempre como niños.

 

Por último, fue enumerando ideas de cómo llevar a la práctica acciones que ayudan a no ser “blandito”, tales como: levantarse cuando se le llama por la mañana, comer lo que hay y de todo, recoger los juguetes, no ser caprichoso, tener respeto a las personas… Para finalizar se despidió con una receta de tres ingredientes, muy útil para lograr el éxito en esta tarea, tranquilidad, sensatez y amor familiar.