El cuento es una de las bases para el desarrollo intelectual de los niños, ya que les permite empatizar con el mundo, desarrollar la imaginación y resolver conflictos. Al contarles una historia podemos lograr que entiendan las cosas con más rapidez, que su cerebro trabaje con más certeza, se estimule su memoria y sus ganas de expresarse.

 

¿Os habéis fijado como los niños aprecian que les contemos un cuento en cualquier momento del día? Les encantan los cuentos porque es una forma muy buena de aprender. Lo ideal es contar cuentos antes de irse a dormir, pues es el momento en el que la mente subconsciente toma el mando y da rienda suelta a su imaginación.

A la hora de contarles un cuento es importante dar a cada personaje una voz, gestos y personalidad propios, para que el niño consiga imaginar la historia que le contamos. Tenemos que poner la entonación adecuada, llevar un ritmo de narración que le mantenga interesado e, incluso, actuar.
Para los niños y las niñas, el cuento continúa siendo un instrumento emocional y mágico en sus años de colegio. Es un recurso claramente socializador, que dispone de una llave especial para abrir la puerta de la lectura y de la escritura, e incluso de la convivencia y de la tolerancia. Pero, sobre todo, su principal capacidad se basa en que todavía es capaz de activar el aprendizaje de la lengua escrita.

Es importante contar cuentos a los niños porque escuchando cuentos aprenden a organizar su mundo, sus sentimientos: es una buena forma de entender el mundo real y el significado de las cosas que hay a su alrededor, además de ser un excelente procedimiento de aprendizaje natural de la lengua materna. Escuchando cuentos se aprende lo que es la estructura temporal: el antes, el ahora, el después, el hace mucho tiempo, el jamás… Aprenden a situarse en el tiempo a través de las acciones que van sucediéndose en una secuencia temporal determinada. Aprenden a escuchar, a leer e interpretar las palabras, los gestos, los silencios, la espera, las manos, el ritmo… Aprenden a distinguir la fantasía de la realidad, a desarrollar su pensamiento simbólico y fantástico.

En Ayalde, desde el primer Ciclo de EI, los niños también disfrutan de los beneficios que aportan los cuentos, es una buena forma de fomentar su imaginación y su creatividad. En el aula de un año, contamos un cuento una vez a la semana relacionado con el tema que estamos trabajando. El último ha sido el de Caperucita Roja y se lo pasaron genial.