El juego supone una actividad placentera en sí misma que permite al niño aprender acerca de su entorno y comprender las relaciones entre los diferentes elementos que lo componen.
Igualmente el juego es un instrumento que le permite conocerse a sí mismo, reforzando su propia identidad y autoestima. Desarrolla la imaginación y supone uno de los primeros elementos generadores de conducta social positiva. Por lo tanto, debemos de entender que el juego no es solo entretenimiento, sino una herramienta muy importante de aprendizaje.
En Ayalde, en las aulas de dos años, somos plenamente conscientes y defensores de la importancia de destinar tiempo al uso y disfrute del juego libre. El recreo supone un momento idóneo para dejar que los niños desarrollen estas nuevas habilidades. No obstante, también tenemos “txokos”, los viernes a la mañana, donde se plantean actividades de juego libre como pueden ser: “construcciones”, “caja de juguetes”, “nuevos materiales”, etc.
El juego libre y espontáneo se da sobre todo en los primeros años de vida. No está dirigido por el adulto y se genera a partir de la propia iniciativa del niño. Con el juego libre el niño puede jugar y experimentar con juguetes, manipulando objetos, moviéndolos guiado única y exclusivamente por su propio interés y curiosidad. El libre movimiento y la propia expresión corporal son elementos inherentes a este juego libre. Ofrece innumerables alternativas donde los niños pueden elegir con qué jugar, cómo, dónde, con quién, estableciendo así su propio desafío basado en sus propios intereses y preferencias.
Puede ser individual o grupal. En el individual, el niño libera su capacidad creadora sin ataduras, escoge libremente hacer algo de acuerdo a sus necesidades internas, sin recibir ningún tipo de directriz por parte del adulto. Esto no quiere decir que el niño deba jugar solo. En el grupal, el niño siente deseos de unirse a otro u otros. Otras veces serán los padres los que proporcionen la compañía y apoyo emocional fundamental para su desarrollo. Para que el adulto favorezca este juego libre se deben de evitar los agobios, el exceso de estímulos, la sobrecarga de actividades o las prisas, que difícilmente ayudan.
Como os podéis imaginar las ventajas del juego libre son innumerables. Podemos destacar, el propio desarrollo cognitivo, la contribución a la construcción de una personalidad sólida, la integración de las vivencias, miedos, frustraciones, deseos, inquietudes, desarrollo de la autoestima, capacidad de autogestión, resolución de conflictos de manera más ajustada…. Y sobre todo, tener historias increíbles e inimaginables que contar a los demás.