José María de Lecea murió el pasado 9 de octubre a los 94 años rodeado de su familia. Era padre de 9 hijos y abuelo de 26 nietos.
En 1971 le propusieron, los primeros padres promotores del colegio, formar parte de este grupo para sacar adelante el proyecto de Ayalde. Tarea que asume con valentía, fe, generosidad y dedicación.
Su labor consistió en convencer a muchos padres sobre la viabilidad del proyecto de construir un colegio femenino inspirado en las enseñanzas de san Josemaría Escrivá de Balaguer. En septiembre de 1972 comienzan las clases y su única hija Camino se incorpora en 2º de EGB. Después, con los años, sus nietas también vendrán al colegio. Debido a sus ocupaciones profesionales no pudo continuar muchos años en esta primera línea, pero siempre siguió de cerca la marcha del colegio.
José María tenía un corazón muy grande en donde cabía Dios, su familia, su trabajo profesional y aquellas tareas en las que se involucraba de servicio a los demás. Otro rasgo característico fue un sentido del humor, cualidad que le ayudó a gestionar muchos quehaceres con ilusión y optimismo. En el colegio, por su don de gentes y buen talante, le pidieron en varias ocasiones que diera un cauce correcto a algunas dificultades propias de los primeros años. Lo hizo con gracia y soltura.
Farmacéutico de vocación, no en vano compaginó su trabajo de marino mercante con los estudios de farmacia. Su profesionalidad y buen hacer en la farmacia le proporcionaron un prestigio entre sus colegas que le llevó a ser durante muchos años presidente del Colegio de Farmacéuticos. Cargo que llevó con generosidad y valentía pensando en el bien común y el servicio a los demás.
Compartió la fe de los padres promotores en que el colegio saldría adelante, fe en el bien que estos colegios estaban destinados a ofrecer a la sociedad, fe en la labor y el trabajo de todas las empleadas que formaban parte de Ayalde. Para ello se apoyó mucho en las familias. Juntos hicieron realidad un proyecto que este curso cumple 50 años.
¡Gracias José María!