Una de las rutinas fundamentales en la etapa de infantil la constituyen las horas de la comida, debido a su gran importancia en el proceso de autonomía y desarrollo personal y social de los más pequeños.

 

En Ayalde, todos los días alrededor de las 12:20, los niños de las aulas de 2 años se ponen el babero, hacen el tren y, cantando “Jan, jan, jan eta jan purea sartu dut ahoan. Edan, edan, edan, edan, egarririk zaudenetan”, se dirigen muy contentos al comedor Infantil. Una vez allí, cada uno se sienta en su sitio, coge la cuchara y comienza a comer. Porque, por muy sorprendente que pueda parecer, a estas edades, gracias al fomento de la autonomía tanto de las tutoras como de las auxiliares, ya son capaces coger el cubierto y comer ellos solitos.

Por otro lado, con el objetivo de desarrollar buenos hábitos alimenticios, se les anima a que coman todo y prueben alimentos nuevos. También aprenden algunas de las normas básicas, como sentarse adecuadamente y permanecer así mientras se come, hablar en un tono adecuado, comportarse correctamente durante la comida, recoger el vaso etc.

Es muy probable que, niños que en sus casas rechazan ciertos alimentos o que no comen solos, en el colegio actúen al contrario. Una posible explicación a ello es que en el comedor son uno más, no existen caprichos y, gracias a la imitación de su entorno, las rabietas asociadas a la comida que no les gusta comienzan a atenuarse o desaparecen.

En definitiva, el comedor no es solo el lugar donde los niños se reúnen a comer, sino que, además de ser el lugar donde se fomentan valores sociales y culturales, también interviene en la salud, la higiene y la alimentación.

Por tanto, todas aquellas familias que sienten inquietud por saber si sus hijos comen o no en el colegio, estad tranquilas, ¡en el colegio suelen ocurrir milagros!