Itxaro Sorozabal, profesora y ex-directora de Ayalde se despide del colegio este curso después de trabajar 21 años como profesora y 20 en Dirección: 41 cursos en total. Siempre será recordada con mucho cariño por todas su alumnas, profesoras y personal no docente.

¿Qué es lo que más ha cambiado en la enseñanza desde que comenzaste a trabajar hasta ahora?

¡Tantas cosas! Aparte de las múltiples leyes educativas, cada una con sus propuestas, han cambiado muchas cosas: los materiales, la metodología, la incorporación de los soportes tecnológicos, la importancia de los idiomas, la evaluación…Un cambio muy grande, aunque hay cosas que también se mantienen, como es lógico.

¿Cuál ha sido tu mayor logro como educadora durante estos 40 años?

Creo que haber ayudado a las alumnas  a creer en sus posibilidades a pesar de que no tuvieran las mejores notas y a no identificar sus resultados académicos con su valor como persona.

¿Hay alguna lección o experiencia que te haya marcado especialmente en tu carrera como profesora y directora?

¡Muchísimas! Pero tengo mala memoria y muchas se me han olvidado, pero hay personas – muchas- que me han enseñado y marcado profundamente y siempre han sido referente para mí. De esas no me olvido pero no las voy a citar porque la lista sería muy larga.

¿Qué vas a extrañar más de tu trabajo como profesora y directora?

El trato con las personas que cada día te encuentras en el colegio: compañeras de trabajo, padres y madres y… las que son mi ojito derecho: las Antiguas Alumnas. También la facilidad para visitar a Jesús en el Oratorio con frecuencia y por último, la gran cantidad de formación que recibimos en el colegio: ¡Ha sido un  auténtico regalo trabajar en Ayalde!

¿Qué planes tienes para tu jubilación?

En primer lugar, poder estar más disponible para ayudar a mi familia: tengo un padre de 99 años y 5 nietos – y otro en camino-  menores de cuatro años y por supuesto a mi marido, a quien tengo que agradecer su apoyo incondicional siempre y -especialmente-, durante los años en dirección.

 

 

¿Continuarás involucrada de alguna manera en el ámbito educativo?

¡Si, claro! Hay tres  proyectos que me ilusionan muchísimo: Alumni – en marcha hace tiempo y más conocido por todas -, el CAF, centro de apoyo a la familia,- que ha empezado este curso y aún es poco conocido, y por último, el impulso de una línea D en la sede de Munabe, para ampliar la oferta del grupo educativo COAS y  ofrecer el mismo proyecto de Ayalde pero con mayor peso del euskera. Ya sabéis que esto ha sido siempre una de  mis grandes ilusiones. También me encantaría participar en un coro de los colegios, porque me encanta cantar, pero eso…¡sería la guinda!

¿Cómo te gustaría ser recordada por tus estudiantes, profesoras, familias y todos el personal del colegio?

Como una persona que acogió y confió en todas las personas, sobre todo en sus momentos difíciles.