Cuando pienso en el viaje a París solo me viene a la cabeza la palabra: indescriptible. ¡Quién nos iba a decir a nosotras que después de esta pandemia, íbamos a tener la suerte de poder viajar a París 64 alumnas junto con 6 profesores y que salga todo perfecto! Creo que todas y cada una de las alumnas y profesoras hemos disfrutado de este viaje al máximo y hemos aprovechado este regalo minuto a minuto.

Desde mi punto de vista personal, y hablando por la mayoría de alumnas, si nos preguntaran por un momento favorito de este viaje, creo que no seríamos capaces de encontrarlo. Nos quedamos con todos y cada uno de los momentos vividos en esta experiencia que nos llevamos con nosotras y recordaremos con mucha felicidad.

Podemos decir que este viaje nos ha enriquecido no solo culturalmente, sino también socialmente y nos ha hecho crecer humanamente. En primer lugar, hemos tenido la oportunidad de visitar diversos monumentos emblemáticos de Paris, como el mussée D’orsay y sus espectaculares obras impresionistas, la famosa catedral de Notre Damme con su increíble fachada, la Torre Eiffel y sus vistas a toda la cuidad, la Basílica del Sagrado Corazón y su detallado e impresionante interior, el Arco del Triunfo, el impactante Palacio de Versalles y sus inmensos jardines… Es una suerte haber visitado todos ellos y definitivamente hemos adquirido mucho conocimiento de la cultura parisina.

En segundo lugar, en lo que respecta a lo social, no solo hemos podido compartir este viaje con nuestras amigas más cercanas, sino que además, gracias a diferentes retos propuestos por las profesoras, hemos podido conocer en profundidad a otras compañeras del curso: hablar con ellas, disfrutar de esta experiencia con ellas, y también con las profesoras, con las que hemos convivido de forma muy cercana y con quienes hemos desarrollado un ambiente de confianza y diversión, y es por ello que esta promoción, hemos formado una piña muy unida.

En tercer lugar, gracias a actividades como las del voluntariado hemos podido crecer humanamente. Hemos tenido la oportunidad de ofrecer alimentos y bebidas calientes ayudando así a mendigos que viven en las calles de París. Tan solo ofreciéndoles una taza de leche caliente, y sonriéndoles podíamos ver cómo se alegraban, nos devolvían esa sonrisa y permanecían agradecidos. Les hemos dado, pero hemos recibido a cambio más aún.

 

Por último, me gustaría agradecer al profesorado que nos ha acompañado en esta experiencia: Maite, Cris, María, Stella, Ana, y en especial a Olivier que nos ha organizado el viaje con mucha ilusión y nos ha guiado durante nuestra estancia. Asimismo, quiero agradecer al colegio por ofrecernos esta oportunidad que hemos aprovechado al máximo.

 

Teresa Martínez