El lenguaje es el instrumento de comunicación más importante que tienen los seres humanos, además de ser el principal medio de información y transmisión de cultura.

 

La familia y el colegio son dos contextos claves para la estimulación y el desarrollo del lenguaje y de la comunicación. En estos ámbitos es donde el niño va organizando las tres dimensiones del lenguaje que son: el uso, el contenido y la forma. El uso hace referencia a la función comunicativa que tiene el lenguaje, ya que a través de él se expresan sentimientos, peticiones, explicaciones… El contenido está relacionado con el vocabulario, las palabras que se conocen, comprenden y se usan. Por último, la forma se refiere a la organización de las palabras en la oración y la pronunciación correcta de todos los sonidos.

El desarrollo del lenguaje depende de muchos factores, pero una estimulación adecuada en la etapa infantil ayuda mucho a la hora de su correcta adquisición.

Existen pequeñas pautas que tanto padres como profesores pueden poner en práctica. Algunas de ellas son: hablar al niño con frases sencillas utilizando un lenguaje claro y adulto evitando los diminutivos y el lenguaje infantilizado; leerle cuentos, adivinanzas, trabalenguas o retahílas; fomentar la expresión espontánea aprovechando cualquier ocasión como una salida al campo, unas compras en el supermercado o un paseo por la calle; respetar los tiempos del niño cuando se expresa, no interrumpiéndole ni anticipándonos a sus respuestas, en caso de que cometa algún error de lenguaje es aconsejable repetir despacio y de forma correcta lo que quiso decir.

Conviene destacar dos cuestiones: Una es la necesidad de enseñar al niño a escuchar desde pequeño y a no interrumpir a los demás hasta que no han acabado de hablar, pero sin olvidar prestarle atención y escuchándole cuando habla. La otra es que el uso prolongado del chupete y biberón, así como el comer en exceso alimentos triturados puede acarrear problemas de pronunciación.

Para concluir, señalar que la estimulación del lenguaje conviene enfocarla como un juego y como una oportunidad única de estar con el niño, descubriendo nuevas cosas, aprendiendo, en definitiva, compartiendo experiencias.