El primer día de clase después de vacaciones de Navidad siempre supone una expectativa para los niños de 3º de EI, ya que llegan al colegio con la curiosidad por saber en qué equipo de mesa van a trabajar, en qué sitio del suelo se van a sentar o cuál va a ser su nuevo encargo.

A través de los pequeños encargos que se les da a los niños en estas edades como borrar la pizarra, ordenar los cuentos, guardar las pinturas, encender y apagar la luz, cerrar y abrir la puerta, etc., se busca trabajar la responsabilidad y generar en los niños la idea de que son capaces de hacer pequeñas tareas que, a su vez, son buenas para el conjunto de la clase.

Cuando se realizan encargos se beneficia la persona que los hace porque se siente útil y capaz, con lo cual su autoestima se ve reforzada y, al mismo tiempo, se beneficia el grupo.

Las tareas se comparten y todos se pueden sentir importantes porque al desempeñar bien el encargo están ayudando al buen funcionamiento general de toda la clase.

En definitiva, lo que se pretende es educar en la responsabilidad y ésta va estrechamente unida a la obligación y al deber.

Por medio de los encargos que desempeñan en sus casas y en el colegio o de las actividades en grupos, es más fácil y más ameno enseñar el sentido de la responsabilidad a los niños, preparándoles así mejor para su futuro.