El pasado viernes 17 de marzo tuvo lugar en el salón de actos del Colegio Ayalde una conferencia dirigida a los padres de los alumnos de Educación Infantil.

 

El ponente fue el Dr. Fernando Alberca. Licenciado en Filosofía y Letras y Dr. en Psicología, es Máster en Dirección de Centros educativos y en Neuropsicología y Educación, además de ser autor de numerosos libros de educación.

 

La conferencia llevaba por título “Cuatro claves para que tu hijo sea feliz”. En ella, Fernando Alberca explicó que la felicidad está al alcance de todo el mundo y que se puede dar en cualquier momento y circunstancia. Lo que hay que hacer es provocarla y trabajarla, ya que a ser feliz también se aprende.

 

A lo largo de la hora y media que duró su charla fue desgranando los cuatro puntos primordiales para lograr la tan ansiada felicidad. El primero que señaló fue “enseñar lo extraordinario que tiene lo ordinario”. Aquí se centró en la magia de los cumpleaños, de los Reyes Magos y de las celebraciones en general. Destacando que lo que a los niños realmente les gusta es que los padres se impliquen y se sientan satisfechos de ellos.

 

El segundo punto que destacó fue “enseñar a salvar obstáculos”. Según Fernando, los problemas van unidos a la felicidad, ésta no se puede dar si no hay problemas que resolver o dificultades que superar. Es muy importante que los padres sepan transmitir a los hijos que son felices a pesar de los obstáculos y que de hecho, estos se pueden superar. Lo que sí recuerda es que hay que orientar, acompañar y motivar a los hijos cuando se tengan que enfrentar a los problemas, no solucionárselos.

 

El tercer aspecto sobre el que habló fue “enseñar que todo tiene consecuencias”. Éstas pueden ser positivas o negativas. Debemos tener en cuenta que cuanto más grita el adulto menos obedece el niño. Se le puede contar hasta tres, pero hay que avisarle de las consecuencias, que nunca deben de ser desproporcionadas.

 

Por último, apuntó como cuarto punto “enseñar a querer de verdad”. Habló de que hay que enseñar a los hijos a querer desinteresadamente, sin esperar nada a cambio. A su vez destacó que la propia felicidad se logra procurando la del otro. La felicidad es creciente y contagiosa, para hacer felices a los hijos, los padres deben ser también felices.