Los engramas son una consolidación de las huellas de la memoria, por ejemplo, de modelos de movimiento y claramente la base para la memorización de información de un programa motor o la memoria a largo plazo.

 

En las aulas de 2 años trabajamos los engramas tres veces por semana. Dividiendo la clase en dos grupos y acompañando una profesora a cada grupo, comenzamos en el encerado pintando el trazo que toque en ese tema (cada tres semanas cambiamos el tema y con él, el trazo a trabajar).

Lo primero que hacemos es guiar un dedo del niño sobre el trazo recitando la retahíla correspondiente a ese trazo (por ejemplo, al trazo circular, le corresponde la retahíla que está puesta de título). Después de hacer el trazo con el dedo, lo repetimos con un cochecito de juguete y luego, sobre la espalda del niño, siempre diciendo la retahíla.

Cuando todos han hecho esto, nos cambiamos de grupo y hacemos la actividad que toque de psicomotricidad fina: abrir y cerrar botellas, rasgar papel, pasar legumbres de un recipiente a otro con los dedos de la pinza, insertar bolas en un cordón, diferenciar las diferentes texturas (rugoso, suave,…), etc.

El realizar los engramas tiene la finalidad de ir fijando en la memoria del niño los trazos básicos que luego le ayudarán en la futura escritura.