Ayalde: la transformación de la escuela 1

 Suplemento EL CORREO …

Está claro que la escuela debe estar a la altura de las circunstancias en este cambio de época que está cuestionando dramáticamente las formas docentes que tradicionalmente han existido.


La neurociencia nos indica que el alumno aprende mejor en un ambiente equilibrado, que va construyendo su aprendizaje de una forma social, es decir, a través de la interacción y que las emociones preceden al aprendizaje.

¿Las clases?: vivenciales, activas, personalizadas que permitan al alumno explorar, pensar y comunicar.

¿Los contenidos?: Que planteen retos al alumno, que despierten su curiosidad.

La neurociencia nos dice también que la emoción del que enseña es determinante para motivar al alumno y se implique en el proceso de aprendizaje. Del mismo modo, la empatía, la flexibilidad, la claridad y la capacidad de activar los aprendizajes y de plantear retos a los alumnos son esenciales para captar su atención e interés.

 

Siguiendo las investigaciones de John Hattie (proyecto Visible Learning de la Universidad de Melbourne) el profesor ha de ser un investigador en el aula que analiza el impacto de su enseñanza en el aprendizaje de los alumnos.

 

Si a todo ello sumamos la incursión de las TICs en la escuela como herramienta de aprendizaje para activar conocimientos y tener acceso rápido a la información, nos encontramos con un panorama desafiante que precisa de un gran optimismo, así como de la determinación de salir de nuestra zona de confort.

La Coordinadora pedagógica del Grupo Educativo COAS nos explica que “si el sujeto del cambio ha de ser el profesor, es incuestionable que se le debe de dotar de la formación y seguimiento necesarios. Si queremos que la escuela en su totalidad se transforme, es evidente que tanto la formación como el seguimiento se deben extender a todo el personal cuando menos docente”.

Esta es la apuesta de los centros de COAS en Bizkaia (Ayalde, Munabe, Umedi y Haurkabi) y otro tanto en Gipuzkoa y La Rioja: Formación permanente para TODO el profesorado en los aspectos que sustentan el Proyecto Educativo.

En los colegios del GRUPO EDUCATIVO COAS, para poder afrontar el reto educativo del s.XXI se han decantado por fundamentar su Proyecto en la competencia de Aprender a Pensar (Destrezas y Rutinas de pensamiento, Hábitos/Disposiciones de la mente) y en el Aprendizaje Cooperativo. Para ello, desde hace 8 años han venido desarrollando un programa de formación permanente para todo el profesorado en colaboración con el Center for Teaching Thinking de Boston, el proyecto Zero de la Universidad de Harvard, el Institute for Habits of Mind y Johnson and Johnson. En cada colegio existen ya profesores expertos que realizan coaching y seguimiento a profesores nuevos, así como a profesores con menos experiencia.

 

Saber pensar en profundidad, supone tener creados una serie de patrones de pensamiento analítico, crítico y creativo, las llamadas destrezas y rutinas que son aplicables a los contenidos curriculares, a uno mismo, a la vida misma y al uso de las TICs. (En el caso de los centros de COAS, de obligado cumplimiento ya que tienen implantados los Ipad en las aulas).

Para la directora de Ayalde, Itxaro Sorozabal: “Saber pensar en profundidad permite la introspección, analizar nuestras emociones, gestionarlas , autorregularnos, autoevaluarnos, evaluar justamente a los demás y desarrollar una ética digital referida a la privacidad, el comportamiento en las RRSS y el respeto a la propiedad. Saber pensar en profundidad exige la interacción con los demás y aprender de y con los demás”.

En los colegios de COAS, al existir desde su creación la figura del tutor personal – uno para alumno y familia, y que en el argot empresarial se corresponde con la figura del “coacher”- nos explica Eloy Olabarri (Director del colegio Munabe) “estas herramientas de análisis del pensamiento son de una utilidad enorme ya que ayudan al tutor a conocer en profundidad a cada alumno y a trazar junto con la familia una hoja de ruta personalizada para él”.

El profesor ha de ser el primero en adquirir la competencia de Aprender a pensar y a trabajar en modo cooperativo. Las destrezas y Rutinas de pensamiento , los Hábitos/ Disposiciones de la mente y el trabajo cooperativo suponen un verdadero cambio del rol del profesor que da paso e incita al alumno a que vaya construyendo por sí mismo, con él y con los compañeros los aprendizajes propuestos dentro de un clima distendido.

Concluye Ana Pérez que “estamos comprobando que la creación de una cultura de pensamiento en el centro favorece al resto de las competencias clave para el s. XXI. En nuestros centros el proceso empieza con la familia, continúa con cada profesor y termina con el alumno, que es el centro de interés del sistema educativo y el gran beneficiado del Proyecto educativo”.