Las alumnas de 2º de Bachillerato se graduaron el pasado viernes 19 de mayo en un acto marcado por los recuerdos, los agradecimientos y la certeza de que el trabajo bien hecho a lo largo de los años llega a su fin. Con esta celebración acaba su etapa en el colegio la XLV promoción.
A lo largo de todos estos años, las alumnas han ido forjando un carácter, una manera de ser impregnada por el espíritu del colegio. Una educación que va más allá de los conocimientos y la preparación para la Universidad. Ahora comienzan una nueva aventura.
El programa, que estuvo especialmente cuidado, comenzó con una Misa de Acción de Gracias en el Oratorio, donde se pidió especialmente por los exámenes finales, la EBAU, así como, por los ingresos en la universidad.
Una vez terminado este acto litúrgico, tuvo lugar la inauguración del acto académico con un discurso de la directora, María Anzola, que recordó la etapa en el colegio de estas alumnas y les transmitió que se llevaban del colegio “una mochila cargada de buena formación y preparación para afrontar la vida con optimismo y desarrollar la misión que tiene cada una”. Además, les recomendó que en momentos de crisis echen la vista atrás y evoquen los valores que se han inculcado en el colegio y en la familia porque éstos son “como un ancla segura para la vida. Ancla que les permitirá, en cada momento, tener claro de dónde vienen, quienes son y hacia dónde van, a pesar de las tempestades que puedan aparecer”.
Una vez terminada esta alocución, tuvieron lugar los discursos de las delegadas, Teresa Martínez y Gabriela Chapa, que agradecieron al colegio su paso por el mismo y recordaron algunas anécdotas divertidas. Finalizó el acto académico con las palabras de Juan Corcuera, padre del colegio.
Como no pudo ser de otra manera, se disfrutó de un aperitivo estupendo en los jardines del colegio, donde siguieron recapitulando momentos maravillosos junto con el profesorado.
Se despide una promoción más del colegio y nos enorgullece ver que nuestras alumnas salen con garantías de servir a la sociedad pues han grabado en sus corazones las claras líneas que forjan el escudo de Ayalde.